Hace meses decidí profundizar en mis gustos e intereses a través de las imágenes, los vídeos y las citas que fui guardando desde 2008 en mi Tumblr. Si te preguntas si todavía existe Tumblr, te confirmo que existe y que no soy su único usuario.
El ejercicio consistió en lo siguiente:
Borrado de todas las entradas que no llevaban a ninguna parte: enlaces rotos, vídeos eliminados en las plataformas originales, contenido de creación propia, etc.
Etiquetado de los contenidos. Desde el año 2012 había empezado a usar etiquetas, aunque sin mucho sentido, demasiadas por entrada y muy específicas. Seleccioné las más genéricas y etiqueté todas las entradas con ellas.
Dimensionado de la relevancia de los contenidos. Tras seleccionar unas 20 etiquetas que me permitían clasificar todos los tipos de contenido estimé el peso de cada una de ellas.
Eliminación del contenido relativo a las que tenían contenido de entre 20 y 40 entradas.
Recategorizado del contenido restante entre las principales etiquetas para tratar de reunir contenidos afines bajo las mismas etiquetas.
Elección de las 5 categorías con más peso y eliminación del resto de contenidos.
Durante este tiempo el contenido se redujo, pasando de unas 2000 a 500 entradas. A estas alturas, seguro que estarás pensando que he sido víctima del coste hundido de haber alimentado la plataforma durante 13 años y no haberla abandonado a tiempo en favor de otras como Instagram o Pinterest, mucho más usadas hoy en día.
Hay algo que me gusta de Tumblr y es que nunca he sentido la necesidad de socializar en ella y además, todo el contenido que he ido alojando, lo subí procedente de diferentes sitios de internet, no es contenido que un algoritmo me haya puesto al alcance a golpe de clic.
Este ejercicio me ha servido para profundizar en mis gustos, en los temas que no me canso de explorar más allá de lo profesional. En general no me ha sorprendido, aunque sí me ha ayudado a descubrir nuevos matices.
También me ha ayudado a desmitificar el comisariado o curadoría, ahora soy consciente que —como en tantas otras actividades— es necesario tener mucho para luego ir puliendo y entender qué es lo fundamental. Tratar de hacerlo a la inversa puede ser muy difícil y frustrante.
Así que hoy sé —mejor que nunca— que durante 13 años he dedicado un buen número de horas a recolectar: citas, fotografías, ilustraciones, moda y videoclips.
A.
Fitness digital
Buenos días! eres una Caja de Pandora… pero con más bienes que el de la esperanza